Si no hay salud no hay vida, si no hay vida no hay economía. Si no hay economía no hay salud. La pescadilla se muerde la cola. Y los vencejos duermen y vuelan.
Sentimos vértigo.
Ya ve usted, Sor Austringiliana, el día a día de la primavera del coronavirus.
Recuerdo aquel día en el que me sorprendieron los vencejos...
ResponderEliminarAl hermano Pedro, le sorprendieron los vencejos y a una servidora, en estos tiempos que hemos tenido tan extraños, le ha sorprendido la primera amapola tempranera que crecía entre las piedras.
ResponderEliminarToque de tocas
La sor Pardilla
Amapolas y vencejos, los furibundos no los ven.
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