Otro rinconcito para María Ángeles Merino, en diálogo con su Sor Austringiliana.
lunes, 25 de diciembre de 2017
Desde fuera
Ocho de la tarde, más o menos.
El CEPA Victoriano Crémer , ahora lo veo desde fuera.
Yo estaba ahí dentro. Daba mis clases. Hablaba con mis alumnos. Aprendía de ellos también.
Me voy acostumbrando.
viernes, 22 de diciembre de 2017
Así amaneció hoy en Lerma.
Así amaneció hoy en Lerma.
Azul, rosa y amarillo.
Chapiteles que saben historia.
Y un enfermero que tiene un minuto para la belleza.
Antes de las agujas.
Nota: un enfermero tomó la foto y me la envió.
sábado, 4 de noviembre de 2017
Alumnas de COU del Instituto Cardenal López de Mendoza de Burgos, en 1974. ¡En Pau! ¡Con tres franceses!
1974 y en Pau.
Una compañera de clase me envía esta foto por el móvil. Eran, éramos, alumnas de COU del Instituto Cardenal López de Mendoza de Burgos, en 1974. ¡Y tres franceses desconocidos! En una excursión de tres días a San Sebastián, Hendaya, San Juan de Luz y Pau.
El profesor de francés, el marista don Victoriano Jiménez, organizó un viaje con pasaporte colectivo. ¡Viajamos a una democracia!
¿Alguien se reconoce? ¿Me reconoce usted, Sor Austringiliana? Ni yo misma...
Sé decir el nombre de cuatro...
miércoles, 5 de julio de 2017
ROMANCE DE Mª ÁNGELES MERINO, FLOR Y NATA DE LAS MAESTRAS ANDANTES
ROMANCE DE MªÁNGELES MERINO,
FLOR Y NATA DE LAS MAESTRAS ANDANTES
Por las estancias del Crémer
grandes fiestas se publican:
Mª Ángeles, la galana,
la valiente, la erudita,
tras largos años de curro
al fin ya se nos jubila.
¡Compañeros, compañeras!
¡Arremangaos las camisas!
¡Soltaos la melena al viento!
¡Que empiece la algarabía,
que Pedro afloje la mosca,
para pastas y sangría,
que Marimar y Roberto
nos bailen por bulerías!
¡Pero escuchadme un momento
antes de empezar la orgía,
que os cuente la grande historia
de nuestra ilustre heroína,
de Mª Ángeles Merino,
Mª Ángeles la Bravía!
En la tienda de su padre
desde pequeña vendía
pastas, juguetes, pasteles
muñecas y golosinas,
pero anhelaba otros retos
lejos de las garrapiñas,
ver más tierras y aventuras,
dejar la confitería.
De su cuna burgalesa
partió con gran osadía,
tras terminar magisterio,
a Legazpi de interina.
Paseó su desparpajo
por la verde Euskalerría
y cual César en la Galia:
venit, vidit y vencía.
Sacó las oposiciones
y demostró gran valía
aprendiendo pronto el vasco:
aita, agur y Etxevarría.
Al Goierri la mandaron
a Beasaín, la fría,
a organizar lo de adultos
y a enseñarles geografía.
Una empresa nada fácil,
pues allí ni un libro había,
y en casa de una inspectora,
al amor de la cocina,
entre pucheros y ollas
llevó su intento a la cima.
No satisfecha con esto,
Mª Ángeles, la Bravía,
cambió montes por el llano
el verde por la sequía,
y se fue pa los madriles
a fundar otra abadía.
Y la fundó en Campo Real
entre molinos y olivas,
una nueva Don Quijote
de las letras y la vida.
Y al volver siempre por fiestas
a su Burgos tan querida,
suspiraba por las calles,
cuando a pasear salía,
y en pasando por el Crémer
ya las carnes se le abrían:
“A Dios pongo por testigo,
mi centro será algún día”
Y en Campo Real y la Mancha
ya contenta no vivía,
que cien grados a la sombra
no los aguanta tu tía.
Suspiraba y suspiraba
Mª Ángeles noche y día
por dormir con una manta
y sacar la rebequita.
Llegó a Burgos finalmente
toda llena de alegría.
Pero fue a dar en mal sitio,
para desgracia y desdicha
de la Arañita Campeña,
que allí no halló compañía,
solo censura y mohínes,
silencios e hipocresías:
Ni su clase decoraba
y el domingo no iba a misa
¿Y qué era eso de enseñarles
A los niños poesía?
Tras un tiempo en el Marín,
luchando con valentía,
por fin al Crémer llegaba,
a ese cielo que quería.
Aquí ha enseñado de todo
Mª Ángeles, la Bravía.
No hay materia que no sepa
ni ecuación que se resista.
Menos inglés y dibujo,
kárate y alfarería,
con todo lo que le echaban
ha salido siempre invicta.
Hasta un día a Multimedia
subió por ver si sabía
manejar ordenadores
y programar a porfía.
“Esta me quita la plaza”,
le dijo Rafa a María
Y hasta Tiqui vio en peligro
el puesto de su garita.
Triste se queda ahora el Crémer
Mª Ángeles sin tu risa,
y hasta el reloj de la sala
derrama una lagrimita…
¡Pero no nos apenemos,
porque ahora te jubilas
y podrás hacer mil cosas
con pasión y ya sin prisa:
platicar con Pedro Ojeda,
leer libros y revistas,
escribirte con Esquivias
y viajar con tus sobrinas.
Disfruta del tiempo, amiga,
no te quedes en tu casa,
disfruta de cada día.
Haz taichí, taekwondo y baila,
que se vea a la Bravía,
coge el mando de la tele,
coge el mando de tu vida.
Y no te olvides del Crémer,
de tu casa tan querida.
Vente a vernos y acompaña
a Fernando en sus salidas,
que se queda muy solito
viendo iglesias todo el día.
Vente aquí a charlar un rato,
que tendremos una silla
para ti siempre dispuesta,
nos gusta tu compañía.
(Amalia García, maestra de profesión y escritora de vocación)
sábado, 29 de abril de 2017
Sesenta, Sor Austringiliana.
Sesenta.
Aquí estoy, Sor Austringiliana.
Conocí a Su Caridad hace diez años, cuando daba su paseo por mis redes neuronales, al mismo tiempo que lo hacía por los infernales canalículos de estas máquinas de luz, tan extrañas, tan misteriosas, tan sabias. Peligrosas en ocasiones.
Sesenta.
Su Caridad, Sor Austringiliana, me protegió de la manera más extraña. Tramé asesinarla, busqué la tecla y no la hallé. Comprendí sus intenciones... Ahora le pido protección en una nueva etapa que me dicen llena de júbilo...
Dentro de nosotros mismos, encontramos la salida de los más espinosos laberintos. Bien me lo enseñó Sor Austringiliana.
Sesenta.
Dentro de mí. Lo sé, Sor Austringiliana.
¡Sesenta!