Aquel otoño tan amargo, tan oscuro, Sor Austringiliana. ¿Recuerda su caridad?
Aquel pozo de maldad. ¿Recuerda?
Mi gratitud, sus palabras me sacaron de un maléfico otoño de sombras. Alguien se comió los colores, mala digestión,
mal regüeldo.
Perdóneme, la llamé deslenguada.
Gocemos de los colores, Sor Austringiliana. Ellos nunca
podrán gozarlos, perpetua condena.
La felicidad está vedada para quien hace infelices a los demás.