miércoles, 12 de marzo de 2025

El arbolillo junto al puente de la estación. Manuel Machado perdió el tren.


El arbolillo junto al puente de la estación. Manuel Machado perdió el tren. 

El arbolillo en flor, junto al puente de la estación de tren, ahora varada. Al otro lado, el antiguo convento de las Esclavas, un día escribí que no me gustaba que unas mujeres a sí  mismas se denominaran así y el chaparrón que me cayó de las redes susceptibles y gazmoñas fue de antología. 

 Aquí perdió el tren el poeta Manuel Machado, un día de 1936, su hermano Antonio en el otro lado, para siempre... Manuel y Eulalia estaban en Burgos para visitar a la cuñada Carmen, una monja esclava. Ya nada fue lo mismo en la vida de los dos hermanos, ni en la de España. Perdimos el tren. 

El resto del año, el arbolillo digo. pasa desapercibido, los paseantes lo descubren en marzo, desenfundan el móvil y a por él. Se caen las flores y ya no interesa. ¿Frutos? Los paseantes solemos ser botánicamente lerdos. 

La orilla del Arlanzón vive ahora la fiesta de los arbolillos en flor. El agua pasa. Nosotros también. 

Ya ve, Sor Austringiliana, lo que contaría el agua.

María Ángeles Merino




lunes, 10 de marzo de 2025

Ya esta cerca. Cojamos la pértiga y hacia dentro.

 




Ya está cerca, la anuncian los arbolillos sin nombre de la orilla del río y también los prunos del paseo, cerca de la fuente que arrancaron junto al hermano Arlanza. El Arlanzón va para allá, dejo en el pretil el bolso y la bolsa de la rebeldía antinavideña de los "Grinch". Rebeldía que de nada me sirvió, las rebeldías eso tienen.

Dentro, el pan y el periódico de los domingos, con la Unión Europea que no sabe, pobre, a dónde mirar, que no aparezca un "grinch", vamos a llamarlo así. Y "asume el alejamiento de EEUU y acelera su plan militar".

Manuel Vicent, en su habitual columna de la última página, nos anima a "huir hacia dentro de uno mismo con la pértiga en la mano en busca de un punto de apoyo para preservarse del lodazal de la política, de la basura mediatica, del ruido espantoso de este circo...". 

No sé de la pértiga, tal vez unos minutos para mirar los arbolillos en flor. Y hacia dentro 

 Ya está cerca.

Ya ve, Sor Austringiliana. 

La primavera, la vida. Y hacia dentro.

María Ángeles Merino

domingo, 9 de marzo de 2025

Libros que nunca leeré y el perro del hortelano.



Hay libros que nunca leeré y tan a gusto.

 Me los ofrecen apilados como los botes de conserva en las antiguas tiendas de ultramarinos: pimientos, tomates, melocotón en almíbar... Solo falta un dependiente jovencillo, de los de ahora, con un palo con gancho, como aquellos de los tenderos. 

Y los estrategas de las ventas, qué mantas,  ni siquiera han conseguido que yo me detenga y lea las portadas. Tampoco sé explicar el porqué de mi visceral rechazo. A lo mejor la rara soy yo. 

¿Literatura? ¿Subliteratura? ¿Pasatiempos? ¿Autoayudas? ¿Objetos de consumo? Lo que queráis. Yo a lo mío. A mis lecturas. 

Esta mañaba saqué la foto, los libros se escondían de mi mirada, los reflejos los camuflaban. Se cruzaban de acera, incluso. 

 Con esa lectora no queremos ir, nos mira mal, parecen decir.

Ya ve, Sor Austringiliana, libros que no voy a leer. 

María Ángeles, no seas "perro del hortelano". Cervantes, en el Quijote, puso en boca del bachiller Sansón Carrasco que "no hay libro tan malo que no tenga algo bueno".

María Ángeles Merino

miércoles, 5 de marzo de 2025

El mirlo, el lilo y Soco.






Ayer me fui al parque del doctor Vara, con la misión de hacer una foto, para comparar con una antigua. No me parecía el mismo lugar, misión cumplida, paso la información a la persona interesada. Es un grupo de fotos antiguas.

Sin embargo, como es un edificio el del Centro de Educación de Adultos Victoriano Crémer que nunca miro indiferente, me fui a mis temas, que ya se sabe  a lo que va cada loco y la cabra a dónde tira. 

Oí cantar al mirlo y me acerqué a ver si este año el lilo que sobrevive allí, con tan poquita tierra, va a florecer.

 Un pequeño brote, veremos lilas más allá de abril. Y el saúco vecino dará de comer jugosas bayas  a los mirlos. El milagro de alguien que, no sé cuándo, cavó un poco o un mucho y echó tierra en el pequeño espacio que delimita por detrás el edificio, la parte fea en que nadie se fija, yo sí. 

Y el móvil, este aparatejo tan prosaico, me llevó a cuando, en 2010, junto a la fotocopiadora, la compañera Soco nos mandaba callar porque cantaba el mirlo.

 Y el lilo, Soco siempre atenta a su floración. Y a Juan Ramón Jiménez, que "el mirlo canta, huye por lo verde y nos hace la vida suficiente".

Al mirlo no lo vi, pero me acompañó en el paseo habitual al Parque de la Isla.

Ya ve, Sor Austringiliana, el mirlo y el lilo.

Y hoy es el cumpleaños de Soco. ¡Felicidades!

María Ángeles Merino

https://aranitacampena.blogspot.com/2010/03/y-el-mirlo-canta-huye-por-lo-verde.html

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lunes, 3 de marzo de 2025

Violetas tras la lluvia.

 



La Poesía es una mujer de pupilas violeta.

Las violetas. Esta mañana las descubrí, tras la lluvia. Ya es tiempo, donde otros años, de las violetas con su querencia. 

Me llevan a Gustavo Adolfo Bécquer que soñó una imposible pupila azul y unas lágrimas que se le figuraban "gotas de rocío sobre una violeta"; como otro poeta, inglés y lord para más señas, que le precedió con: "I saw thee weep".

 El sevillano, olvidadizo, tal vez se preguntaba dónde vio violetas goteando rocío, rebuscó en sus cajones, aquí está. Tituló: "Imitacion a Byron". Romántico pero honrado, aunque fuera difícil que las Rimas cruzaran el Canal de la Mancha. Al César lo que es del César y al lord lo que es del lord. 

 Y, tal vez, pensaba en una mujer o en muchas mujeres reales. No, sino en una idea de mujer, dicen. O en la Poesía, así con mayúscula. Cosas de romántico, tardío además. 

Leo junto a las violetas la Rima XIII: 

"Tu pupila es azul y, cuando ríes,

su claridad süave me recuerda

el trémulo fulgor de la mañana

que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul y, cuando lloras,

las transparentes lágrimas en ella

se me figuran gotas de rocío

sobre una violeta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo

como un punto de luz radia una idea,

me parece en el cielo de la tarde

una perdida estrella. "

Ya ve, Sor Austringiliana, violetas. Y pupilas azules. 

Sí, ya sé que todas las pupilas son negras, tan prosaicas ellas.

La Poesía es una mujer de pupilas violeta.

María Ángeles Merino Moya 

https://www.cervantesvirtual.com/portales/ver_la_poesia/709095_pupila_azul/

http://poemaseningles.blogspot.com/2007/02/lord-byron-i-saw-thee-weep.html

Versos en un ramo de flores, atado a una cañería.


 El último lugar donde esperamos encontrar unos versos es el envoltorio de un humilde ramo de flores, un poco ajadas, atado a una cañería.

 Conocimos a Adrián y su perra Luna, tantos años ahí, junto a una zapatería de la calle Santander, un mendigo que a todos caía bien. Murieron, fue un incendio en su precaria habitación, hace ya un año. 

Y leemos:

"Aunque nada pueda hacer

volver la hora del esplendor en la hierba,

de la gloria en las flores,

no debemos afligirnos,

porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo."

Nos suena a la ya vieja película, "Esplendor en la hierba", con la desafortunada actriz que cayó de un esplendoroso y mortal yate. 

El autor del homenaje nos refresca la fuente: "Oda a la inmortalidad" de William Wordsworth. Un poeta romántico. A ver si lo he escrito bien, que en el momento en que veo uves dobles...

El esplendor se apaga. Ni siquiera el recuerdo es inmortal, pero las socorridas coplas de Jorge Manrique nos lo dejaron medievalmente claro:

"Aunque esta vida de honor tampoco no es eternal, ni verdadera, mas, con todo, es muy mejor que la vida terrenal, perecedera"

Algo es algo. En fin. Ya ve, Sor Austringiliana, en una cañería. 

María Ángeles Merino

https://www.zendalibros.com/oda-a-la-inmortalidad-de-william-wordsworth/


sábado, 1 de marzo de 2025

Paseo por la "Vega" de Campo Real

 





Mi buena amiga Raquel San José me envía la hermosura, desde la "Vega" de Campo Real, tan paseada y querida por mí, que fueron dieciséis años...

Ahora vuelvo junto a los almendros en flor y los olivos, con la vista en los cerros y el pensamiento en el recuerdo. Y los olores aquellos.Y las florecillas del borde del camino. 

Y unas mariposas blancas que un día me anunciaron que iba a dar la vuelta. Y la di. 

Gracias.

Ya ve, Sor Austringiliana, almendros de dieciséis febreros.

María Ángeles Merino