Sor Austringiliana me dice que todo está muy seco, que la lluvia no bendice los campos cercanos a su ciprés.
Ya verá su caridad, pronto llegarán las lluvias de otoño y los chopos lucirán colores melancólicos.
Y el Ruyales dará un empujón a ese cangrejo que siempre parece estar en el mismo sitio, frente al puente.
Ahora acompáñeme en mi paseo por la carretera, veremos las cañas como flequillos mal cortados y las huellas que las máquinas dejaron impresas en la tierra.
Llegará a tiempo y cantará las Vísperas con sus hermanas. Se alegrará su espíritu en Dios su Salvador.
Volverá a su ciprés, tras la tapia, a dormir el sueño de los siglos.
Palacios de Benaver, 11 septiembre 2015.